Desconocen gobierno y medios las prioridades del cambio climático

En México ni el gobierno ni los medios de comunicación tienen claras las prioridades sobre el medio ambiente, por lo que no pueden planificar acciones para concientizar a la sociedad acerca de lo que debe hacer en torno al cambio climático.
Thelma Castro, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera, y Cecilia Rosen, reportera de ciencia e investigadora del quehacer periodístico, coincidieron en lo anterior al ser entrevistadas durante el taller de periodismo ambiental “Cambio Climático”, realizado en la Unidad de Seminarios “Ignacio Chávez” de la Universidad Nacional Autónoma de México, con el auspicio del Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental.
Para Thelma Castro, el cambio climático se puso de moda después de la película “Una verdad incómoda”, de Al Gore. “A la gente le llama mucho la atención, pero por falta de una información adecuada, ahora todo lo que es extraño o fuera de lo común, se atribuye al cambio climático. Y lo peor es que ese error también lo cometen muchos políticos, quienes culpan de todo al cambio climático.
Para la investigadora, el papel de los medios de comunicación debe ser un poco de educar a la gente, pero para eso el periodista debe comprender el problema y transmitirlo. El error que cometen los medios es caer en el amarillismo y decir que los huracanes van a incrementarse en número y en intensidad, debido al cambio climático. Si los comunicadores no informan con precaución, retroalimentan la parte amarillista.
Y sentencia que si el tomador de decisiones no tiene claro lo que pasa en el mundo, no sabe por dónde atacar las cosas y entonces no puede usar a la ciencia para nada. “Es el caso del presidente Felipe Calderón”.
Asegura que normalmente los investigadores están abiertos a informar, a comunicar, pero no están dispuestos a dar entrevistas o a hacer declaraciones sólo porque al periodista le urge o porque va a vender más periódicos.
En el taller desfilaron un buen número de investigadores y funcionarios que abordaron el tema del cambio climático desde sus ámbitos de trabajo, lo que ha dado a los comunicadores una visión más integral de lo que se ha hecho y de la tarea a emprender.
Y es aquí donde surge la pregunta de si el periodista es capaz de entender y transmitir temas de carácter científico a sus audiencias.
Para Cecilia Rosen, investigadora de la Comunicación y reportera de ciencia para el periódico Reforma, en general la ciencia no es considerada como una fuente en el periodismo mexicano y casi ningún periódico tiene una sección dedicada a ella.
La información de ciencia se utiliza para hacer suplementos, para la página de curiosidades o de descubrimientos, y eso condiciona mucho los temas y su tratamiento. Es bastante complicado hacer entender a los editores cómo incluir la ciencia en otros temas, por lo que la ciencia está condicionada a cosas curiosas, a notas muy aplicadas, vinculadas a la cotidianeidad, pero también a la astronomía, a los dinosaurios, a la arqueología…
Interrogada acerca de la afirmación de que la ciencia no vende, que no se leen las notas de esos temas, señala no estar de acuerdo, pues de lo contrario no se dedicaría a esto.
“No conozco ningún estudio que muestre que nuestra sección no se lee o que a la gente no le interesa esa información, pero hay una gran cantidad de prejuicios entre los editores, los directivos y la parte comercial. Más de una vez se ha propuesto al área comercial incluir anuncios que permitan ampliar el espacio de ciencia. No sé por qué no se ha hecho, pero tal vez sea por ese prejuicio de que la ciencia no vende.
Ahora que el tema de cambio climático se ha puesto de moda, Rosen considera que hay una tendencia en los medios a mostrarse con una pantalla verde, la cual emana desde el propio gobierno, que no sabe siquiera cuales son las prioridades en temas medioambientales.
Para ejemplificar, recuerda que en el taller se presentó Celia Piguerón, irectora de Políticas de Adaptación de Cambio Climático en la Subsecretaría de Planeación y Política Ambiental de la Semarnat, quien fue incapaz de priorizar los temas que preocupan al gobierno federal en la materia.
Entonces, esa nueva dependencia de la Semarnat puede ser que responda más a una cuestión políticamente correcta de incluir los temas medioambientales o de cambio climático, a que realmente estén convencidos de que necesitan más gente que estudie y trabaje en eso.
Entonces, los medios también quieren ser políticamente correctos y se copian. Si uno de los periódicos líderes comienza a publicar esos temas, los demás le siguen, pero no por convicción sino porque creen que es lo políticamente correcto, y eso resta profesionalismo a la tarea, disminuye la calidad de la investigación, y puede dejar de lado la función social del periodismo.
Thelma Castro coincide en el tema cuando menciona que el gobierno se ha acercado a los investigadores, pero la situación lo ha rebasado, porque los problemas se presentan más rápido que las decisiones. Muchas veces se acercan y quieren la respuesta para mañana; generalmente un científico no va a dar esa respuesta, a menos que la tenga recién sacada del horno o provenga de un estudio ya terminado.
Además, el gobierno planifica en términos políticos, que por lo regular son cortos: lo que pase en mi época es lo que me corresponde.
Entonces, considera, tiene que haber un cambio de mentalidad. La parte alimentaria tiene que verse a 30 años, considerando el aumento de la población, posiblemente a 150 millones de habitantes, a quienes hay que garantizar servicios, alimentos, energía, agua… Tiene que hacerse una planificación real, no forzada por la propia dinámica del país y por compromisos internacionales.
Y el remate lo da Cecilia Rosen cuando afirma que se suele trivializar y simplificar mucho la discusión, cuando podrían generarse debates más trascendentes.

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