Periodismo Ambiental en Mexico: de vida o muerte

México tiene una amplia legislación (más de 10 leyes y reglamentos) en materia de información. Destacan la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental (LFTAIPG) y la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA).
La LFTAIPG está enfocada a transparentar la gestión pública. La LGEEPA regula de forma específica la información propiamente ambiental.
Contra lo que se piensa, en asuntos ambientales, la Ley de Transparencia no conduce a la información ambiental, ya que la poca información disponible se entrega de manera mañosa y poco se puede hacer con ella. Y en muchos casos ni siquiera hay información. Y como no hay información, tampoco hay acceso. Esto es lo malo.
Lo bueno es que México avanza a procesos de mayor información y transparencia, encabezando a los países latinoamericanos.
Aquí es donde entran redes como la de Periodistas Ambientales, capacitando a los periodistas para usar cláusulas de acceso a la información, desarrollando un sistema de documentación y publicación sobre el tema y fomentando el uso de la legislación.
Y es que debe considerarse que el periodismo de rutina, el que cubre la fuente, que anda a la caza de la noticia, es mera ficción y se nutre de fuegos artificiales, de malabarismos declaracionistas o sensacionalistas que poco o nada tienen que ver con la verdad.
Una cosa es la noticia, el escándalo, la pirotecnia, y otra es la verdad oculta detrás de ella, que sale a la luz lentamente.
El periodismo ambiental es un oficio reciente en México: apenas está saliendo de su adolescencia y ha crecido a marchas forzadas por el desgaste alarmante de los recursos naturales, que ha sacudido las conciencias. Los periodistas ambientales han pretendido acercar estos hechos a la sociedad.
La historia del periodismo ambiental es irregular. Por lo menos en México. Abarca gran diversidad de temas y especialidades como la economía, la medicina, la química, la biología, la psicología y el derecho ambiental. Pocos se encuentran preparados para abordarlo con capacidad crítica y poder de discernimiento.
El resultado es un periodismo ingenuo y de segunda mano, limitado a la transcripción de las declaraciones de los especialistas, sin ampliarlas o verificarlas.
Así, es fácil caer en el amarillismo mercantil o en la publicación insensible de estadísticas que difícilmente entenderá el lector común.
El periodista debe tener conciencia de por qué y para qué va a publicar tal o cual información. No es suficiente, en el terreno del medio ambiente, simplemente denunciar. Es preciso hacer un periodismo formativo e informativo, ofrecer al ciudadano material para su conciencia, pero sobre todo para sus acciones cotidianas.
El periodismo ambiental es un periodismo de vida o muerte. No hay tiempo que perder, no hay espacio que desperdiciar. Cada reportaje debe ser una invitación a la acción organizada de la población. La solución al problema del medio ambiente está en una colectividad de individuos fuertes. La conciencia de la población organizada es la única vía. No hay gobierno ni dinero en el mundo que pueda, aisladamente, con el problema.
Como gremio, ante las instituciones públicas y privadas estamos dispersos y trabajamos de manera aislada y desigual. Por ello, las autoridades difícilmente sienten la presión de los medios masivos de comunicación y frecuentemente se salen con la suya ante la poca interlocución crítica.
Este año, algunos periodistas nos hemos propuesto trabajar colectivamente, creando la Red Mexicana de Periodistas Ambientales. Buscamos funcionar como un colectivo pensante y crítico capaz de registrar la evolución de los hechos y pedir eficacia, congruencia y claridad en las acciones, pero apenas comenzamos a caminar. Es necesario crear una nueva cultura.
No se trata de convertirnos solamente en una asociación de periodistas ambientales, sino de trabajar como un instrumento de capacitación y orientación, convencidos y dispuestos a convencer a nuestros medios de que todos los temas de la vida deben comprometerse con la salud ambiental.
Debemos ser capaces de lograr que este maravilloso oficio al que nos dedicamos y la especialidad en medio ambiente, sea visto por los dueños de los medios de comunicación como un tema poco atractivo.
Si bien es cierto que se han dado pasos importantes alrededor de este tema, la prensa en México es esclava de los tiempos, por lo que trabajar al vapor y encarga investigaciones de apenas unos cuantos días. Además, sin recursos.
El acceso a la información a veces se convierte en un espejismo, porque para los medios todo es urgente, pero también hay muchos reporteros que no saben qué preguntar ni para qué preguntan. Y a veces ocurre lo mismo con la autoridad: no saben qué responder ni para qué.
Que la gente sepa que puede solicitar una información no garantiza el acceso a la información, porque muchas veces no sabe qué preguntar o para qué le sirve acceder a esa información. Mi temor es que siempre seamos los mismos solicitando información y que nadie perciba de fondo para qué sirve tener el derecho de acceder a la información.