Panamá: atenta el desarrollo contra el medio ambiente


Panamá es un claro ejemplo de cómo el desarrollo puede atentar contra el medio ambiente. En aras de impulsar proyectos productivos en los sectores de la minería, la hidroelectricidad y el turismo, poco ha importado derribar miles de árboles en áreas consideradas reservas protegidas.
Es el caso de la minera de Molejón, en Petaquilla, que explotará oro, plata y cobre con un proyecto que deforestó 13 mil 600 hectáreas y que, según sus propietarios, será un ejemplo de minería sustentable porque contempla el desarrollo económico, social y el manejo ambiental, especialmente de las vecinas provincias de Colón y Coclé.
Y así, mientras en el papel señalan que se crean empresas comunitarias con los habitantes de esas provincias, en las que juega un papel determinante la mujer; se pretende reciclar el agua para utilizar la menos posible y evitar la contaminación con cianuro y arsénico de los afluentes cercanos, en la realidad se aprecia cómo miles de árboles han caído al paso de los traxcavos, emitiendo a la atmósfera miles de toneladas de dióxido de carbono, lo cual a los empresarios no preocupa pues dicen que sembrarán diez árboles por cada uno que tiraron. La pregunta es ¿cuánto tiempo tardarán esos árboles para prestar a la región los servicios ambientales de los que hoy ya no existen?
A futuro, hay que darles el beneficio de la duda y estar al pendiente del desarrollo de esta minera, que comenzará a trabajar en enero de 2009 y ver si realmente evita el deterioro ambiental.
Más grave es el caso de la planta hidroeléctrica que construye la empresa AES en Changuinola, que presumen será el más grande generador hidroeléctrico privado de Centroamérica, pero que al mismo tiempo va a provocar severos cambios en el ambiente de una reserva natural protegida, de la cual afectará más de seis mil hectáreas.
Esta afectación incidirá en las poblaciones indígenas de la zona, que serán reubicadas alterando su estilo de vida, costumbres y tradiciones, así como dejará sin su hábitat natural a centenares de especies, muchas de ellas consideradas en riesgo de extinción, como el jaguar, el tapir y puercos de monte.
Además, en esta zona se pueden encontrar más de 300 especies de aves, incluyendo migratorias y en peligro de extinción. ¿Que pasará cuando se construyan las carreteras de acceso y se reubique a la población que habita en los alrededores de la zona de protección absoluta del Bosque Protegido Palo Seco?
La creación de esta hidroeléctrica tendrá consecuencias sobre la cadena alimenticia de estos bosques y humedales y sobre las fuentes de alimentos de la población indígena. ¡Ah! Pero eso sí, los promotores del proyecto están orgullosos del rescate de piezas arqueológicas hecho en la región.
Finalmente hablaremos del desarrollo turístico de las playas del archipiélago de Bocas del Toro, las cuales son privatizadas con anuencia del Gobierno y su oficina de Catastro, poniendo en venta libre tierras, costas y playas, lo que ha provocado la llegada de norteamericanos y europeos a comprar las porciones de tierras ocupadas por comunidades enteras, que han sido desalojados de sus áreas.
La única respuesta por parte de las autoridades es cuando les informa que las áreas donde viven están clasificadas como áreas de desarrollo turístico para inversionistas.
Pero junto con las inversiones han llegado las construcciones de hoteles, casas de descanso, bares y restaurantes, para lo cual se ha deforestado una gran cantidad de manglar, alterando el equillibrio natural.
Casos concretos son los de Sunset Points, que han deforestado gran cantidad del manglar para colocar un restaurante bar a donde llegan las embarcaciones de motor que contaminan el mar durante sus travesías con gasolina, independientemente de que el ruido y las grandes velocidades con que se manejan han provocado que cientos de especies marinas, entre ellas una población de delfines, se hayan alejado del lugar.
Otro sitio es el de la Playa de las Ranas Rojas, en el área de Bastimentos, un pequeño batracio de apenas cinco centímetros, que al convertirse en atractivo turístico, ha comenzado a ver reducida su población, alterando el ecosistema.
Ante la destrucción de los manglares y el riesgo de que los fenómenos meteorológicos puedan poner en peligro las nuevas construcciones, realizadas no a la orilla del mar, sino incluso encima de él, los lugareños dicen que en el archipiélago nunca pasa nada y ahora viven de explotar al turista, vendiéndole los más caros servicios y productos del caribe.
Y la muestra más palpable de la destrucción del ecosistema marino es la proliferación de medusas, claro indicador del agotamiento de las aguas.
Son, éstos, tres ejemplos de claro impacto ambiental en aras del desarrollo económico que deberían ser seguidos muy de cerca por todo el mundo, porque las consecuencias no tardarán en llegar y los afectados, como siempre, serán los que menos tienen, los más pobres entre los pobres.

Comentarios

Marc Cisneros dijo…
Más de 200 estudiantes de Nance de Riscó en Changuinola, provincia de Bocas del Toro se beneficiaron de la modernización de las instalaciones de su colegio que incluyó la construcción de seis aulas, un comedor, un laboratorio de cómputo y una dirección.

Proyecto ejecutado por AES Changuinola con una inversión de USD$500,000, se realizó a través de la firma de un convenio público-privado que involucró a autoridades gubernamentales, líderes locales de Bocas del Toro y la participación de las comunidades cercanas al proyecto hidroeléctrico Changuinola I con el objetivo de incrementar las oportunidades de educación y mejorar la infraestructura en la que se dictan clases.