El rostro humano de los impactos del cambio climático

Muchos efectos negativos del cambio climático, tanto reales como proyectados, han sido identificados y graficados. Pero ¿cómo hacer que esas cifras tengan una dimensión humana y asegurar la ayuda que necesitan aquellos que se verán más afectados?
El Banco Mundial realizó un taller internacional sobre "Las dimensiones sociales del cambio climático", en el que exploró las diversas maneras en que se puede poner un rostro humano a las frías estadísticas y analizó las estrategias que podría aplicar la comunidad internacional para actuar en la materia.
El taller analizó cómo el cambio climático influirá en asuntos como conflictos, inmigración, espacios urbanos, zonas áridas, instituciones rurales, pueblos indígenas, políticas sociales y género.
Entre los asistentes hubo ex jefes de estado, activistas comunitarios, miembros de pueblos indígenas, científicos, académicos y profesionales del desarrollo.
El objetivo fue “elaborar un programa de trabajo mundial sobre las dimensiones sociales del cambio climático”, toda vez que los impactos son percibidos de manera diferente dependiendo del sexo, edad, casta social o grupo étnico, por lo que el diseño de las políticas debe basarse en la realidad que vive la población más pobre”.
Por ejemplo, las crisis asociadas al clima ya influyen significativamente en la vida de la población pobre y el cambio climático multiplica los riesgos y vulnerabilidades a los que ésta debe hacer frente, al grado en que podrían causar un daño irreversible a muchas familias pobres”.
Ya se han documentado los costos ambientales y económicos del cambio climático, aunque las cifras no reflejan la dimensión del impacto humano.
Por ejemplo, un aumento de 2º Celsius en la temperatura mundial en las próximas décadas, el pronóstico más conservador de los escenarios de cambio climático proyectados por la ONU, agravaría las sequías y las inundaciones, llevando a cientos de millones de personas a sufrir hambre.
También dejaría a millones más expuestos al paludismo y a la escasez de agua, según los especialistas. A su vez, esta situación podría producir más conflictos, lo que forzaría el desplazamiento de millones de personas. La mayoría de las víctimas serían los más vulnerables: la población pobre del mundo.
Esta conferencia pretendió enviar una señal tempana de que no se quiere cometer el mismo error del pasado, cuando se han ignorado los impactos sociales y el rostro humano.
Uno de los temas centrales fue cómo cientos de millones de personas pobres que viven hacinadas en las zonas urbanas de países de ingreso mediano y bajo harán frente a inundaciones, deslizamientos de tierra y otros efectos del cambio climático, toda vez que los gobiernos locales “carecen del conocimiento y la capacidad necesarios para actuar”, por lo que es fundamental tener respuestas a nivel comunitario”.
No es fácil identificar las dimensiones sociales del cambio climático debido a que muchos de los impactos tienen, a su vez, múltiples repercusiones.
Por ejemplo, niñas y jóvenes deben dejar la escuela porque se ven obligadas a dedicar más tiempo a buscar agua debido a las sequías más severas y frecuentes producidas por el cambio climático.
El taller dedicó una sesión completa a analizar los vínculos entre el cambio climático y los asuntos de género. pues “las mujeres suelen ser muy vulnerables y, por lo tanto, son uno de los grupos más afectados".
“En el tsunami de Indonesia, Sri Lanka e India, la tasa de mortalidad fue entre tres y cuatro veces más alta en las mujeres que en los hombres, debido a que las mujeres, insertas en determinados roles sociales, no habían aprendido a nadar o intentaron salvar a sus hijos sin ver por su propia seguridad.
Un aumento en la intensidad de las tormentas debido al cambio climático tendrá efectos similares.
No obstante, las mujeres son poderosos agentes de cambio, además de buenas administradoras de los recursos comunitarios. Por lo tanto, tienen un papel importante en el diseño de estrategias efectivas de adaptación y mitigación de riesgos.
“El buen gobierno en todos sus niveles, tanto local como nacional y mundial, será indispensable para abordar el cambio climático. En países en desarrollo, la participación de la ciudadanía y la responsabilidad social serán herramientas fundamentales para que las personas se sientan con la autonomía necesaria para exigir que sus gobiernos emprendan medidas relacionadas con el cambio climático”.
El desafío está en que debemos actuar ahora mismo, tanto mediante la reducción de las emisiones para “evitar llegar a un nivel imposible de manejar” como mediante la planificación por adelantado de la protección de los más vulnerables, para “manejar lo inevitable”.

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